

Persuade con tu voz: las 4 cualidades de la voz para sonar creíble
21 diciembre 2022Puede que pienses que solo los cantantes o los actores deben preocuparse por la calidad de la voz, pero lo cierto es que cualquier persona que hable delante de otros debe cuidarla y entrenarla. Tanto si das un discurso en el trabajo como si haces un brindis en la boda de un amigo, tu público tendrá una opinión sobre ti en función de cómo suenes.
Por eso, si quieres mejorar tu capacidad para hablar, es esencial que te centres en mejorar las principales cualidades de la voz: la intensidad, el tono, el timbre y la velocidad son componentes claves que repercuten directamente en la forma en que tu mensaje es percibido por los demás.
Así que, si te preocupa como utilizas tu voz para el trabajo o para tus relaciones personales, este artículo puede ayudarte a mejorar la comunicación y aumentar tu confianza cuando te diriges a otras personas.
A continuación, te enseñaremos sobre las cuatro cualidades de la voz y como entrenarlas. ¡Sigue leyendo!
La Intensidad de la voz
La intensidad se refiere literalmente al “volumen de un sonido”, y se describe mediante una escala de medición. Se estima que la voz humana alcanza unos 60 decibeles, pero existen casos que superan esta cifra.
Para comunicarse eficazmente, es necesario que sepas controlar el volumen para que te escuchen con claridad. También tienes que poder ajustar el volumen si te encuentras en diferentes entornos y circunstancias (como cuando caminas por una calle ruidosa o en una reunión con varias personas).
El volumen tiene efectos diferentes en las personas porque algunas tienen un oído más sensible que otras. A veces, esto hace que les resulte difícil comprender a alguien con un volumen entre normal y alto. Por lo tanto, es importante que tengas cuidado de ajustar tu intensidad cuando hables con este tipo de personas.


La intensidad y la respiración
El volumen depende de la respiración, siendo esta la base de nuestra voz. Entonces, la intensidad no es más que la fuerza con la que lanzamos el aire hacia las cuerdas vocales. El encargado de lanzar ese aire es el diafragma, un órgano que debemos tenerlo en cuenta al momento de respirar y comunicar eficazmente.
El tono de la voz
Tanto si te diriges a un grupo numeroso como a una conversación individual, el tono de tu voz puede ser un factor importante en el mensaje que envíes.
Cuando hablamos, nuestras cuerdas vocales vibran y crean ondas sonoras que se emiten por la boca y la nariz. La forma, el tamaño y la posición de estas cuerdas vocales (que se encuentran en la abertura entre los dos lados de la garganta) afectan a las tonalidades. Por ello, algunas personas tienen voces naturalmente más graves que otras.
Además, no todas las palabras tienen el mismo significado cuando se pronuncian con un tono de voz diferente. Por ejemplo, la palabra “sí” puede sonar muy diferente cuando se pronuncia con un tono de voz grave que cuando se dice con un tono de voz agudo.
La entonación vocal
Los estudios indican que lo más recomendable es tener un tono de voz grave. Sin embargo, cuando hablamos utilizamos una suma de tonos y eso es lo que conocemos como entonación.
Para tener una entonación vocal eficiente tienes que esforzarte en que tu voz no suene monótona. Y para lograr esto, debes comenzar tus frases con un tono agudo y terminarlas hablando de manera grave.
Entonces, ni un tono es mejor que el otro, sino que tienes que combinarlos para lograr una comunicación efectiva.
El timbre de la voz
El timbre de la voz es la suma y la calidad del sonido que producen las cuerdas vocales al vibrar.
Existen una serie de variables provenientes de la caja de resonancia que afectan al timbre de la voz. Entre ellas se encuentran la longitud del tracto vocal y el suministro de aire, así como factores específicos de la persona, como el sexo y la edad.
Gracias a estos factores, la voz es única en cada persona. Sin embargo, que el timbre de tu voz sea original no quiere decir que no tengas que entrenarla.


La velocidad de la voz
La velocidad se mide en palabras por minuto y es un factor importante porque determina la facilidad con la que se puede entender al orador.
La velocidad del habla tiene dos componentes principales: la articulación y la fonación. La articulación se refiere a la claridad con la que se pronuncian las palabras, mientras que la fonación se refiere a la claridad con la que se emiten los sonidos.
Observando tus propios patrones de habla, puedes determinar cuál es tu ritmo de habla. Algunas personas hablan rápidamente porque tienen una articulación rápida, mientras que otras hablan lentamente porque tienen una articulación lenta.
Para comprobar tu ritmo de habla, ponte delante de un espejo y grábate diciendo tantas palabras como puedas en un minuto. Concéntrate en su articulación e intenta mantener tu voz a una velocidad constante (o cercana) de una palabra por segundo.
Los estudios consideran que lo óptimo es tener una velocidad de habla rápida. En este sentido, sostienen que las personas que tienden a hablar más rápido son percibidas como más inteligentes y dinámicas.
Sin embargo, nuestra recomendación es que combines la velocidad al momento de hablar. Es decir, lo más importante deberías decirlo lento y lo menos importante de manera rápida. Este contraste hará que tu interlocutor preste más atención de alguna manera y. pueda comprender tu idea.
Conclusión
Hablar en público es un reto. Requiere confianza, preparación y la capacidad de responder a un público. La voz desempeña un papel fundamental en la forma en que el público te percibe.
Entonces, tanto si te estás preparando para un próximo discurso como si te encuentras inesperadamente ante un público, desarrollar tu voz es esencial para lograr un discurso convincente.
En síntesis, una vez que hayas comprendido y puesto en práctica la mejora de las cuatro cualidades, es momento de que las combines para lograr que tu voz tenga una poderosa influencia en los demás.


Pasé más de 20 años con miedo y vergüenza a hablar en público, me sudaban las manos, sentía la cara caliente, no sabía qué decir, al final nadie me entendía muy bien la idea, etc. Se me fueron muchas oportunidades de trabajo, de relaciones, de sentirme bien conmigo mismo.